My HeyDay

Sometimes I think it is my mission to bring faith to the faithless, and doubt to the faithful


Madrid Bombings: Tres Años Después

Historia 1: La Impuntualidad

Me despertó el móvil. Había prometido llegar a las 9, pero eran las 9:20 y me había quedado sobado. La noche antes había salido a tomar unos vinos con unos viejos amigos por el centro de Madrid.

Descuelgo el auricular, mientras el ruido de un helicóptero pasa por encima.

"- ¿Sí?"
"- ¿Alex? Soy Sandra..." (de Barcelona, no habíamos hablado en 2 años) "... ¿dónde estás? ¿estás bien?"
"- Sí, aunque ostras, son las 09:20, tengo que salir pitando."
"- Espera, espera. Siéntate un momento que te tengo que contar lo que ha pasado..."

Tendría que haber tomado el cercanías mucho antes. Una de las líneas en las que venían los trenes de la muerte. Pero algo quiso que me quedara dormido. Probablemente mi afán procrastinador.

Recuerdo todavía ese día con el corazón en un puño. Rabia, estupor, impotencia, y mucha pena.


Historia 2: La Puntualidad

Mi amigo vive en Alcalá de Henares, un municipio a 45 mins en cercanías de Madrid. Y estudia fisioterapia en el otro confín de la Comunidad, en Getafe. Aquella mañana, algo fría, se levantó temprano y tomó el tren que comienza en Alcalá. Como tenía que intercambiar en Atocha, se puso en el vagón más cercano a la escalera: el primero.

El tren aquella mañana tardaba en salir. Todo el mundo iba bastante abrigado, adormilado, esperando que el lento servicio de Renfe no les dejara en la estacada.
Unos minutos después, megafonía anuncia que el expreso de Guadalajara pararía en Alcalá y seguiría recto su camino a Madrid. ¡Existe la oportunidad de no llegar tarde!

Mi amigo decide cambiarse de tren. Aunque supone recoger todas las cosas (abrigo, mochila) y cambiar de andén, subiendo y bajando escaleras. Tras un momento de duda, lo hace. La gente que dejará atrás en ese vagón será parte de las víctimas del 11-M. Y él, por esa decisión completamente azarosa, se salva.

Poco más tarde llega a Atocha. Los trenes todavía no han empezado a estallar. Se baja y cambia al andén que va en dirección al sur. Pero el tren de Getafe está a punto de partir, así que no sabe si correr hasta él, o esperar al siguiente: decide correr.

Si se hubiera quedado esperando al siguiente, le hubiera llegado el otro tren que estallaría poco después en la propia estación. Por segunda vez, y por su eficiencia y afán de no llegar tarde, se salvó.


Por alguna razón no hay moraleja en esta historia. Es extraño como el destino determina nuestras vidas y nuestras oportunidades de una forma tan azarosa, casi caprichosa.

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3 Responses to “Madrid Bombings: Tres Años Después”

  1. # Blogger Xavi Menós

    buffff.. a vegades la vida com es posa d'aleatoria eh???  

  2. # Blogger MJ

    Me gustan mucho las dos historias. Y ahora perdóname la frivolidad, pero: ¿Cómo se descuelga el auricular de un móvil?  

  3. # Blogger Alex Guerrero

    ¿Cómo se descuelga el auricular de un teléfono fijo que está sobre una mesita (por lo cuál el auricular no está colgando)? ;) ;)

    Jeje.  

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