La vida es simple y compleja a la vez, nunca dejará de asombrarme. Esa pareja que creías perfecta te muestra sus fisuras, su humanidad. Tendemos a totemizar, pero a nadie debería obligársele a ser un icono o modelo de nada. A ver si trato de recordar eso a menudo.
Como con Paloma en el bonito restaurante que tiene el FMI, con vistas. El cocinero ha estado revolviendo verduras y pollo teriyaki un rato delante mío, en el wok. Está riquísimo. Apenas 6 euros. Discutimos el proyecto sobre corrupción para el que nos contrataron en Madrid. Hay sintonía y nos repartimos las tareas, pero el cielo anuncia tormenta.
"¿Qué significa 'condición si ne qua non'?" me pregunta mi temporal compañera japonesa, en su árdua tarea de traducir un informe de un español demasiado florido, tal vez peruano, al llano inglés. "Si ne qua non es latín, y significa 'required' aquí", le digo. Me mira extrañada, como sorprendida porque todavía nos empeñemos en utilizar una lengua muerta hace dos mil años. Yo la miro del mismo modo, preguntándome cuál será el equivalente al latín en el mundo oriental. ¿Alguna versión tosca del mandarín? Se marcha del despacho, no sin las habituales inclinaciones de agradecimiento nipón.
Anoto en la libreta una idea: "¿Realmente proporcionan votos las bajadas de impuestos?". Me surgió mientras escuchaba a Borrell lamentarse de la actual estrategia de la izquierda y la derecha de ofrecer rebajas fiscales.
Miro la pantalla. Un amigo español en Tokyo me cuenta por el messenger su última aventura con un australiano. David llama mi atención también por el gtalk, desde su blackberry, porque se ha quedado atrapado por la nieve en el aeropuerto de Chicago, después de "cubrir" a Obama. MJ me comenta desde California que ha estado charlando con mi amigo Roger, que vive en Connecticut. A veces la globalización me satura. Cierro las ventanas, apunto las tareas para mañana y me marcho al gym.
En 1988, un año más de escuela en china te aumentaba el salario un 4%. Hoy lo hace un 11%. En aquel entonces, sólo el 20% de los chinos vivían en ciudades. Estados Unidos empezó su revolución económica e industrial en 1870 y duró hasta 1920. Cincuenta años. China ha recorrido ese camino en menos de una década, y al actual ritmo se meterá en los 1950-60 de EEUU en menos de siete u ocho años. Pero a diferencia de aquella sociedad homogénea, las desigualdades de China para entonces serán tan abismales, que la olla a presión social terminará estallando.
Como con Paloma en el bonito restaurante que tiene el FMI, con vistas. El cocinero ha estado revolviendo verduras y pollo teriyaki un rato delante mío, en el wok. Está riquísimo. Apenas 6 euros. Discutimos el proyecto sobre corrupción para el que nos contrataron en Madrid. Hay sintonía y nos repartimos las tareas, pero el cielo anuncia tormenta.
"¿Qué significa 'condición si ne qua non'?" me pregunta mi temporal compañera japonesa, en su árdua tarea de traducir un informe de un español demasiado florido, tal vez peruano, al llano inglés. "Si ne qua non es latín, y significa 'required' aquí", le digo. Me mira extrañada, como sorprendida porque todavía nos empeñemos en utilizar una lengua muerta hace dos mil años. Yo la miro del mismo modo, preguntándome cuál será el equivalente al latín en el mundo oriental. ¿Alguna versión tosca del mandarín? Se marcha del despacho, no sin las habituales inclinaciones de agradecimiento nipón.
Anoto en la libreta una idea: "¿Realmente proporcionan votos las bajadas de impuestos?". Me surgió mientras escuchaba a Borrell lamentarse de la actual estrategia de la izquierda y la derecha de ofrecer rebajas fiscales.
Miro la pantalla. Un amigo español en Tokyo me cuenta por el messenger su última aventura con un australiano. David llama mi atención también por el gtalk, desde su blackberry, porque se ha quedado atrapado por la nieve en el aeropuerto de Chicago, después de "cubrir" a Obama. MJ me comenta desde California que ha estado charlando con mi amigo Roger, que vive en Connecticut. A veces la globalización me satura. Cierro las ventanas, apunto las tareas para mañana y me marcho al gym.
En 1988, un año más de escuela en china te aumentaba el salario un 4%. Hoy lo hace un 11%. En aquel entonces, sólo el 20% de los chinos vivían en ciudades. Estados Unidos empezó su revolución económica e industrial en 1870 y duró hasta 1920. Cincuenta años. China ha recorrido ese camino en menos de una década, y al actual ritmo se meterá en los 1950-60 de EEUU en menos de siete u ocho años. Pero a diferencia de aquella sociedad homogénea, las desigualdades de China para entonces serán tan abismales, que la olla a presión social terminará estallando.
Labels: DC, Querido Diario, Worldbank
Amic Guerrero, un post ben maco :)
ha sido lo mas bonito que he leido hoy. Gracias :)
No seas tan repicha