2007
Luego llegó Junio cargado de nuevos proyectos: mi tiempo de interno en Washington, en el Banco Interamericano de Desarrollo, fue también el tiempo en que me mordería el gusanillo vocacional del Desarrollo. Pero para reconstruirnos tenemos que deconstruirnos. Así que el cambio de enfoque requería un cambio de geografía, y por ello también de amistades, de casa y de planteamientos vitales (¡y "amorosos"!). Llegó Septiembre, el necesario break en España, y la intuición de que todo (mi investigación, mi felicidad, mis rutinas) tenían mucho más sentido allá en el Distrito de Columbia que en un New Haven que iba agotando lo que en todos los sentidos podía ofrecerme. Mi directora de tesis asentía. Y así las intuiciones se convierten a veces en realidad, y surgió la oportunidad de colaborar con el Banco Mundial. "A Drim Com Tru". Break de invierno en España y ahí me teníais la noche de Año Nuevo, de nuevo con gripe, en la cama, delirando. Un final extraño para un año lleno de cosas geniales.
2008
Sin demasiado tiempo para la nostalgia en la lucha contra la fiebre, no me dió tiempo a recapitular como cada año qué había pasado y cómo podía hacer del siguiente año un lugar mejor donde vivir. Así que me toca hacerlo a posteriori...
Para empezar, hice una lista de promesas y creo que se perdieron en alguna maleta (así ya tengo una excusa para no cumplirlas). Pero incluían los típicos propósitos de más ejercicio y menos comida insana, y más productividad y menos procrastinación. Vamos, la batalla perdida de siempre. Pero lo que sí puedo es anticipar más viajes este año (a cuento de un par de proyectos de investigación, ¡a varios países latinoamericanos!), el fin de mis sempiternas deudas, más contacto con la familia, y espero que en el proceso gane un dedo más de madurez, que buena falta me hace.
No hay que quejarse.
Bueno, bueno. 2007 fue un año estupendo: el mejor que he vivido hasta ahora. Regresaba yo de España a EEUU, donde hacía de visiting scholar en Yale, con ganas de cambiar lo que había sido una dura aclimatación inicial. Había sido un shock: una ciudad muy pequeña, inviernos duros, peatón en un mundo de coches, y los obstáculos culturales y lingüísticos clásicos, amén de la morriña propia del emigrante. Como dijo Irenka, fue muy bueno espabilarse y querer cambiar las cosas a partir de Enero. Casa nueva, compi nuevo, amigos nuevos, otro enfoque, más compromiso académico, gimnasio casi diario y hasta una historia sentimental interesante. De ahí a Mayo fue todo como la seda, entretenido y productivo.
Luego llegó Junio cargado de nuevos proyectos: mi tiempo de interno en Washington, en el Banco Interamericano de Desarrollo, fue también el tiempo en que me mordería el gusanillo vocacional del Desarrollo. Pero para reconstruirnos tenemos que deconstruirnos. Así que el cambio de enfoque requería un cambio de geografía, y por ello también de amistades, de casa y de planteamientos vitales (¡y "amorosos"!). Llegó Septiembre, el necesario break en España, y la intuición de que todo (mi investigación, mi felicidad, mis rutinas) tenían mucho más sentido allá en el Distrito de Columbia que en un New Haven que iba agotando lo que en todos los sentidos podía ofrecerme. Mi directora de tesis asentía. Y así las intuiciones se convierten a veces en realidad, y surgió la oportunidad de colaborar con el Banco Mundial. "A Drim Com Tru". Break de invierno en España y ahí me teníais la noche de Año Nuevo, de nuevo con gripe, en la cama, delirando. Un final extraño para un año lleno de cosas geniales.
2008
Sin demasiado tiempo para la nostalgia en la lucha contra la fiebre, no me dió tiempo a recapitular como cada año qué había pasado y cómo podía hacer del siguiente año un lugar mejor donde vivir. Así que me toca hacerlo a posteriori...
Para empezar, hice una lista de promesas y creo que se perdieron en alguna maleta (así ya tengo una excusa para no cumplirlas). Pero incluían los típicos propósitos de más ejercicio y menos comida insana, y más productividad y menos procrastinación. Vamos, la batalla perdida de siempre. Pero lo que sí puedo es anticipar más viajes este año (a cuento de un par de proyectos de investigación, ¡a varios países latinoamericanos!), el fin de mis sempiternas deudas, más contacto con la familia, y espero que en el proceso gane un dedo más de madurez, que buena falta me hace.
No hay que quejarse.
Labels: EEUU, Querido Diario
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Seguirem les teves experiències fins que no ens les puguis explicar presencialment.
Per cert, que tinguis un genial any!!!
Por qué yo no salgo en este recuento?
"Así que el cambio de enfoque requería un cambio de geografía, y por ello también de amistades"
:-)