El presidente de Mercadona, Juan Roig, dice hoy en una entrevista en El País: "Solo saldremos cuando el nivel de productividad se corresponda con nuestro nivel de vida. Tenemos que producir un cambio cultural. Nos hemos pasado 20 pueblos."
En otras palabras, lo que Juan Roig está sugiriendo es que nuestro nivel de renta per capita se tendrá que (se va a...) ajustar a nuestro nivel de productividad. Aunque, como en Rebelión en la Granja, parece que el ajuste será igual para todos, pero más igual para algunos que para otros.
En la gráfica de abajo observamos como la renta per capita en algunas partes de España se ha alejado por encima de la línea de regresión (que sería donde "deberíamos" estar), aunque no en demasía.
Existen varias razones para ello. El crecimiento de la renta per capita por encima de la productividad del trabajo se puede deber a, entre otros factores, la productividad del capital (burbuja immobiliaria) o el impacto del cambio tecnológico en la productividad de otros factores (por ejemplo, el costo de las infrastructuras básicas de comunicación ha caído enormemente).
Desde antes de la crisis, aparecían esporádicos artículos en prensa recordándonos el deterioro de nuestros niveles de productividad (Cinco Días, 2007). Y eso que la calidad de la fuerza laboral en España no ha parado de aumentar desde los 1980s. En la tabla de abajo vemos el notable incremento en el nivel educativo alcanzado por la fuerza laboral, hasta 2004 (fuente de los datos que siguen). La fuerza laboral en los años 2000 alcanzó su mayor nivel de calidad de las últimas tres décadas, y eso en paralelo a un deterioro constante de la productividad en el país.
Si no es la calidad de los trabajadores, quedan tres culpables posibles:
a) el uso que se les da, siendo empleados en sectores de la economía que tienen poco valor añadido (p.ej. inmobiliario) y que son poco intensivos en tecnologia (de modo que se benefician poco del cambio tecnologico y ofrecen pocos trabajos muy productivos en ese campo). Abajo la radiografia de como es la estructura española, con un incremento muy pequeño (30.75% al 32.06%) de trabajadores empleados en sectores de la economía que se benefician de las nuevas tecnologías (ICT), de 1985 a 2004.
La consecuencia, si se contrastan los datos de arriba con la información sobre productividad laboral que se muestra abajo, es que los sectores que podrían ser potencialmente más productivos (ver abajo la productividad comparada entre sectores de la economía) no han ganado el peso suficiente en nuestra economía, mientras que sectores poco productivos -como la construcción, el comercio, las reparaciones o el turismo hotelero- se han mantenido como bases de nuestro modelo productivo. Incluso entre los sectores más tecnológicos (ICT), los trabajadores han sido arrastrados principalmente hacia Servicios a los Negocios (Business Services), cuya productividad se ha estancado, e incluso declinado, en estas dos decadas.
b) La otra posibilidad es la tan manida falta de "emprendimiento" e innovación de nuestrajuventud sociedad. Se puede argumentar que son razones culturales: mientras en Estados Unidos una amiga con un sueño (hacer una película) ha organizado un acto de recaudación de fondos (fund-raising) y ha montado una sociedad para producir la película y, quien sabe, tal vez hacerse un hueco en un festival indie, de ahí a la crítica semanal de Roger Ebert en el Chicago Sun Times, la lee un productor de Hollywood y decide escalarla o tal vez contratarla para una producción mayor... en España gente en similar situación, con los mismos sueños, miraría en las páginas del Gobierno (nacional, autonómico) en busca de una subvención. Puede que mi amiga fracase o tenga éxito y suerte, pero en ningún momento creo que le haya pasado por su cabeza la opción de ser subvencionada.
Como soy fóbico de las explicaciones culturalistas, más bien pienso que es una combinación de dificultades institucionales y regulatorias (montar una empresa en EEUU cuesta $200 y esperar 10 días a formalizarla, versus 3000 o 4000 euros en España y más de 3 meses de burocracia), el desincentivo que produce conocer que se dan tantas subvenciones por todo (¡frente a premios a la iniciativa individual!) y, sobre todo, qué hace tu grupo de pares, de amigos, marcan el comportamiento a medio plazo de los individuos. Sin duda, si tus amigos no tienden a tomar este tipo de riesgos, te sentirás menos motivado a hacerlo.
c) La tercera razón es una combinación de las dos anteriores. En un mundo donde la gente es aversa al riesgo (por imitación y comportamiento de rebaño, y por desincentivos institucionales), el capital invierte en "lo más seguro" (vivienda). Cuando lo "más seguro" deja de serlo, reinvierte en oro y otras cuestiones, pero le cuesta invertir en innovación. Cuando esa dinámica se repite en el tiempo, tu economía empieza a parecerse a la española, con una miopía inversionista que sólo invierte capital en sectores poco arriesgados, pero poco productivos en el largo plazo.
Este cóctel es nocivo. Cuando estas tres fuerzas mencionadas arriba se combinan, a la gente que sale del bachillerato y la universidad le ofrecen principalmente trabajos en sectores poco productivos, y no le estimulan a buscarse la vida con su talento y capacidad emprendedora. Dada la alta cualificación de la masa laboral actual, el título universitario en cuestión deja de ser muy relevante en marcar diferencias salariales, y los salarios tienden a ecualizarse (lo cuál no es malo, necesariamente). Esto hace que los trabajadores no tengan demasiados incentivos para moverse hacia sectores más productivos de la economía, donde las oportunidades de innovar y mostrar tu talento sean mayores.
Y la dinámica que conduce a los trabajadores hacia los sectores menos productivos no hace más que perpetuar el modelo.
Se pueden salvar las Cajas de Ahorro, estimular la economía con infrastructura urbana y de comunicaciones, favorecer que la gente aprenda inglés, etc. Pero el punto básico de por qué el modelo hace aguas no está siendo afrontado por nadie.
La solución del presidente de Mercadona es, simplemente, dejar que el nivel de ingreso caiga hasta el nivel de productividad actual. Esto se está haciendo por la vía del desempleo, sobre todo, castigando a los segmentos más vulnerables de la sociedad (mujeres, jovenes, immigrantes), y muy modestamente, por la vía de los salarios (los empleados del sector público y privado han visto sus salarios congelarse). Sin embargo, me concederéis que es una estrategia de supervivencia a largo plazo un poco pésima...
En otras palabras, lo que Juan Roig está sugiriendo es que nuestro nivel de renta per capita se tendrá que (se va a...) ajustar a nuestro nivel de productividad. Aunque, como en Rebelión en la Granja, parece que el ajuste será igual para todos, pero más igual para algunos que para otros.
En la gráfica de abajo observamos como la renta per capita en algunas partes de España se ha alejado por encima de la línea de regresión (que sería donde "deberíamos" estar), aunque no en demasía.
Existen varias razones para ello. El crecimiento de la renta per capita por encima de la productividad del trabajo se puede deber a, entre otros factores, la productividad del capital (burbuja immobiliaria) o el impacto del cambio tecnológico en la productividad de otros factores (por ejemplo, el costo de las infrastructuras básicas de comunicación ha caído enormemente).
Desde antes de la crisis, aparecían esporádicos artículos en prensa recordándonos el deterioro de nuestros niveles de productividad (Cinco Días, 2007). Y eso que la calidad de la fuerza laboral en España no ha parado de aumentar desde los 1980s. En la tabla de abajo vemos el notable incremento en el nivel educativo alcanzado por la fuerza laboral, hasta 2004 (fuente de los datos que siguen). La fuerza laboral en los años 2000 alcanzó su mayor nivel de calidad de las últimas tres décadas, y eso en paralelo a un deterioro constante de la productividad en el país.
Si no es la calidad de los trabajadores, quedan tres culpables posibles:
a) el uso que se les da, siendo empleados en sectores de la economía que tienen poco valor añadido (p.ej. inmobiliario) y que son poco intensivos en tecnologia (de modo que se benefician poco del cambio tecnologico y ofrecen pocos trabajos muy productivos en ese campo). Abajo la radiografia de como es la estructura española, con un incremento muy pequeño (30.75% al 32.06%) de trabajadores empleados en sectores de la economía que se benefician de las nuevas tecnologías (ICT), de 1985 a 2004.
La consecuencia, si se contrastan los datos de arriba con la información sobre productividad laboral que se muestra abajo, es que los sectores que podrían ser potencialmente más productivos (ver abajo la productividad comparada entre sectores de la economía) no han ganado el peso suficiente en nuestra economía, mientras que sectores poco productivos -como la construcción, el comercio, las reparaciones o el turismo hotelero- se han mantenido como bases de nuestro modelo productivo. Incluso entre los sectores más tecnológicos (ICT), los trabajadores han sido arrastrados principalmente hacia Servicios a los Negocios (Business Services), cuya productividad se ha estancado, e incluso declinado, en estas dos decadas.
b) La otra posibilidad es la tan manida falta de "emprendimiento" e innovación de nuestra
Como soy fóbico de las explicaciones culturalistas, más bien pienso que es una combinación de dificultades institucionales y regulatorias (montar una empresa en EEUU cuesta $200 y esperar 10 días a formalizarla, versus 3000 o 4000 euros en España y más de 3 meses de burocracia), el desincentivo que produce conocer que se dan tantas subvenciones por todo (¡frente a premios a la iniciativa individual!) y, sobre todo, qué hace tu grupo de pares, de amigos, marcan el comportamiento a medio plazo de los individuos. Sin duda, si tus amigos no tienden a tomar este tipo de riesgos, te sentirás menos motivado a hacerlo.
c) La tercera razón es una combinación de las dos anteriores. En un mundo donde la gente es aversa al riesgo (por imitación y comportamiento de rebaño, y por desincentivos institucionales), el capital invierte en "lo más seguro" (vivienda). Cuando lo "más seguro" deja de serlo, reinvierte en oro y otras cuestiones, pero le cuesta invertir en innovación. Cuando esa dinámica se repite en el tiempo, tu economía empieza a parecerse a la española, con una miopía inversionista que sólo invierte capital en sectores poco arriesgados, pero poco productivos en el largo plazo.
Este cóctel es nocivo. Cuando estas tres fuerzas mencionadas arriba se combinan, a la gente que sale del bachillerato y la universidad le ofrecen principalmente trabajos en sectores poco productivos, y no le estimulan a buscarse la vida con su talento y capacidad emprendedora. Dada la alta cualificación de la masa laboral actual, el título universitario en cuestión deja de ser muy relevante en marcar diferencias salariales, y los salarios tienden a ecualizarse (lo cuál no es malo, necesariamente). Esto hace que los trabajadores no tengan demasiados incentivos para moverse hacia sectores más productivos de la economía, donde las oportunidades de innovar y mostrar tu talento sean mayores.
Y la dinámica que conduce a los trabajadores hacia los sectores menos productivos no hace más que perpetuar el modelo.
Se pueden salvar las Cajas de Ahorro, estimular la economía con infrastructura urbana y de comunicaciones, favorecer que la gente aprenda inglés, etc. Pero el punto básico de por qué el modelo hace aguas no está siendo afrontado por nadie.
La solución del presidente de Mercadona es, simplemente, dejar que el nivel de ingreso caiga hasta el nivel de productividad actual. Esto se está haciendo por la vía del desempleo, sobre todo, castigando a los segmentos más vulnerables de la sociedad (mujeres, jovenes, immigrantes), y muy modestamente, por la vía de los salarios (los empleados del sector público y privado han visto sus salarios congelarse). Sin embargo, me concederéis que es una estrategia de supervivencia a largo plazo un poco pésima...
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