
- Un país con casi $6.000 per cápita no debería tener provincias con más del 15% de niños malnutridos. Una política social eficaz (como Bolsa Familia en Brasil) podría resolver el hambre con muy poco dinero. Y en muy poco tiempo.
- Un país con casi $6.000 per cápita debería ser capaz de recaudar más que el 11% del PIB. Sin dinero no hay espacio para políticas públicas razonables, y sólo queda un Estado Guardián sólo capaz de mantener el status quo. Gobierne la derecha o la izquierda.
- Porque la clave es siempre la misma: Un país con $6.000 per capita y una desigualdad alta (Gini 0,52), el 20% más rico tiene muchísima riqueza acumulada, y el sistema fiscal debería ser más progresivo para ser sostenible. En El Salvador, el marginal máximo del impuesto sobre la renta y sobre las empresas (es decir, aquellos que ganan cientos de miles, sino millones de dólares al año) es un ridículo 25%: en cualquier país
desarrolladocivilizado oscila entre el 38% y el 50%. En su lugar, son los impuestos al consumo la base del sistema tributario salvadoreño (casi el 60% de los ingresos). Y éstos los pagan mayoritariamente aquellos que dedican todo su presupuesto aconsumirsobrevivir, es decir, los más pobres...
Ya sólo me quedan un par de días en El Salvador. Y haciendo memoria, han sido días de sonrisas. El Salvador es sobre todo, para mi, la sonrisa de sus mujeres. Esa sonrisa cálida y hospitalaria con que me acogieron desde buen principio, el abrazo amistoso, y el trabajo duro con que enfrentan el día a día. En muchas ocasiones, ellas son el único sostén familiar, huido el padre y abandonados los hijos. Y sometidas a múltiples discriminaciones, analfabetismo, los peores trabajos, la falta de respeto y el paternalismo católico, ellas sorprendentemente salen adelante. Pese a que la injusticia se replica con cada generación nueva. El "sexo débil" es, aquí más que en ninguna parte, el más fuerte.
Me recuerdan mucho, en muy diversas formas, a mi madre. Admiro su coraje...
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